Disciplina? como para qué?
Cuando un padre lleva mucho dolor emocional, frustración y amargura, muy probablemente será agresivo y cruel con sus hijos, lo cual de seguro le generara una enorme culpa, y después…a lavarla! Y a dejar que ellos lo maltraten cumpliéndoles todas sus demandas
La disciplina es una misteriosa cara del amor y de nuestra comprensión de la misma puede surgir la convicción de lo necesaria que resulta y de que puede proporcionarnos entre otras cosas: una vida más fácil, exitosa, saludable y feliz.
Para Bruguera Mexicana de Ediciones: “Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un bien. Exige unos lineamientos para poder lograr los objetivos deseados, soportando las molestias que esta ocasiona. Para adquirir este valor se necesita la capacidad de pedirnos a nosotros mismos”
La disciplina desarrolla la tolerancia a la frustración
Frustración es el sentimiento de impotencia, desilusión, decepción, tristeza e ira que se origina cuando queremos y no podemos, cuando lo queremos YA y tenemos que esperar, cuando queremos que la realidad sea verde y sabor chocolate pero es rojo y sabor vainilla.
La tolerancia a la frustración es la fuerza de carácter, la fortaleza interior que nos permite soportar y sobrevivir a las tormentas de la vida, lograr metas, soportar obstáculos, realizar sueños, ser productivos, independientes y capaces de resolver problemas. Una persona que no la tiene es dependiente, débil de carácter y no puede hacerse responsable ni de su propia vida. Quien no tiene tolerancia a la frustración sufre más, pues cuando la vida no es como la desea o no suceden las cosas como las espera, no puede soportarlo.
Esos hijos que no soportan un NO, un “tienes que esperar”, una realidad diferente de la que deseaban, es porque no tienen tolerancia a la frustración, y esto les afectará más allá de lo que imaginamos en todas las áreas de su vida. El hijo siempre está en su derecho de enojarse o frustrarse cuando no obtiene lo que quiere y sus sentimientos son muy respetables, pero esto no debe ser motivo para dejarnos manipular por esos sentimientos y las reacciones que generan.
Para realizar sueños por lo general se tienen que tocar muchas puertas, hasta que por fin una se abre; se tiene que pasar por estrecheces económicas, intentos fallidos, esfuerzos que parecen no dar resultado, sobreponerse a la desaprobación de quienes no creen en uno, esperar más tiempo del que quisiéramos, invertir dinero que a veces se pierde o tarda mucho en regresar, trabajar duro en la siembra, sin ver la cosecha y ser capaces de sobreponerse a todas esas cosas y seguir adelante.
La Disciplina proporciona seguridad y confianza
Ejercer disciplina equivale a tener un compromiso con uno mismo y en el seno familiar constituye lineamientos y acuerdos que los padres han de establecer cuando los niños son pequeños y negociar otro tanto cuando ya son adolescentes.
Un hijo con reglas bien claras y consistentes se sentirá seguro, protegido y confiado; sabe dónde está parado, sabe que esperar, y esto le proporciona seguridad y confianza.
Un hijo con reglas inconsistentes o sin ellas es como un barquito en altamar, sin un timón: se sentirá inseguro, desprotegido y extraviado.
Por paradójico que parezca una persona que es capaz de reconocer y respetar reglas y observar una disciplina en la vida desde que es pequeño, será capaz de discernir de manera sabia cuando una regla debe ser obedecida y cuando estorba a su desarrollo o su bienestar y, por lo tanto no debe ser obedecida.
La Disciplina es un factor que incrementa la autoestima
La disciplina nos ayuda a desarrollar nuestros recursos internos, a volvernos responsables, seguros, fuertes y maduros, que son condiciones necesarias para ser exitosos todas las áreas de la vida. El poder realizar sueños, el sabernos fuertes y capaces para hacernos cargo de nuestra propia vida, todo esto incide en el concepto de nosotros mismos y proporcionalmente en nuestra autoestima.
Un hijo mimado y sobre-protegido no tiene disciplina, deja sus proyectos a medias, necesita que le resuelvan y faciliten todo, no se le permite correr riesgos ni enfrentar retos, así su concepto de si es pobre, limitado y quizá desagradable.
la disciplina evita conflictos entre los miembros de la familia
Es importante que los padres establezcamos normas bien claras de acuerdo con nuestra realidad, costumbres, creencias, convicciones y la edad en que se encuentran nuestros hijos, tales como no se comen golosinas antes de los alimentos, cada uno se encarga de lavar los trastes un día por semana, los niños se van a dormir a tal hora, no se enciende la televisión hasta haber terminado la tarea, la hora de llegar del antro es tal.
Es bueno señalar que las normas se hacen necesarias cuando hay situaciones de conflicto.
La disciplina nos previene de sentir culpa
Cada vez que un hijo se porta mal, reaccionamos según nuestro estado de ánimo, esto nos genera muchos sinsabores, por tanto hay que dejar claro que si existen reglas también hay una sanción para quien no cumple con ellas. Por ejemplo si no regresan del antro a la hora acordada, esto puede provocar una reacción exagerada de los padres poniendo un castigo enorme y quizá hasta absurdo como: “no vuelves a salir el resto de tu vida”, cuando baje el coraje, esto desde luego les causará culpa, y además. De seguro no van a cumplir, perdiendo así toda credibilidad y autoridad ante sus hijos.
Así pues la disciplina trae muchas cosas buenas; y a fin de cuentas, el esfuerzo y el tiempo que se invierte para establecerla es menor del que invertimos en gritar, batallar y lidiar día a día con nuestros hijos.
Resúmen del libro, Hijos tiranos o débiles dependientes Martha Alicia Chávez edit.Grijalbo México 2008 Cap.2 págs. 39-54