SIEMBRA EMOCIONES QUE TE DEN BIENESTAR
Por definición las emociones son producto de nuestras experiencias en la vida. Cualquier evento que se experimente crea redes neuronales con una estructura en particular que lo reflejan. Inmediatamente al conectarse las células nerviosas, el cerebro libera sustancias químicas que van a producir en el cuerpo una reacción llamada emoción.
Los sentimientos son percepciones sobre el estado de nuestro cuerpo es por ello que las emociones surgen a partir de lo que estamos sintiendo.
Los neuro-trasmisores son mensajeros químicos procedentes del cerebro y de la mente, los neuro-péptidos son señaladores químicos que comunican al cerebro con el cuerpo, para hacernos sentir acorde con nuestros pensamientos y las hormonas son sustancias químicas relacionadas con los sentimientos del cuerpo. Es así como se conectan el cerebro y el cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones.
La aparición de una emoción provoca una serie de cambios en nuestra expresión, en nuestro rostro, en la voz, (enrojecer, temblor, sudoración, taquicardia)en el modo que pensamos y nos moviliza a la acción. Estos cambios se producen de manera involuntaria y si no estamos de acuerdo con ellos, se inicia una lucha interna, en cuyo caso nos esforzamos por controlar, por no mostrar, por no hablar o por no actuar.
He aquí algunos ejemplos:
Cuando paso del enfado a la cólera, mi ser emocional se desequilibra, me vuelvo impulsivo, grito, insulto, todo lo que estaba por ahí arrinconado sube como leche a derramarse, y si permito que exceda de nivel puedo parecer un demente vociferando, pateando, manoteando. Puede surgir entonces otra emoción derivada de esto como es el rencor, el odio, la crueldad o deseos de venganza.
Expresar el enojo o ira es extraordinario, limpiamos de toxinas nuestro cuerpo, nos permite hacer contacto con lo que sentimos, nos conocemos más y, cuantificamos nuestros alcances, siempre y cuando lo hagamos en el momento, lugar y con las personas apropiadas.
Cuando tengo miedo, me vuelvo desconfiado, siento recelo, ando a la defensiva, no espero nada bueno de la vida ni de los demás. Yo solo me aíslo, y al adoptar una actitud hostil me pierdo de la belleza momentos que podrían ser reconfortantes. Como consecuencia me siento perseguido, amenazado, cualquier acontecimiento parece ser un indicio de algún desastre. Veo descorazonador mi futuro, vibro en una frecuencia muy baja y atraigo eso que me produce pánico.. Convierto mi vida es un drama continuo.
Cuando hay apatía nada me conmueve, todo es plano y gris, ni me enojo, ni me entristezco, el panorama es descolorido, es como si me arrastrara en cámara lenta, mi mente divaga, o hay nada que me atrape solo el desinterés. He perdido mi conexión con los demás, y con mi esencia divina.
Cuando siento envidia creo que no es justo que los demás tengan más y mejor que yo, pienso que no se lo merecen pues yo me esfuerzo muchísimo y tengo menos, me irita que les pasen cosas buenas, ahhh -como disfruto cuando les pasa algo malo-. Si ellos se compran una camioneta yo tendría una mejor, y si van a comer a un buen restaurant yo elijo otro más caro, solo para que me vean.
Cuando siento culpa, hay una sensación de desmerecimiento que proviene de la comparación. No estoy a la altura de muchas de las cosas buenas que me suceden, creo que necesito sacrificarme más, sufrir, sentir dolor para merecer algo bueno. Cuando las cosas buenas llegan a mi y siento que no las merezco , me provoco accidentes, pérdidas, dilemas en donde renuncio a la ventaja que había ganado. Esta emoción resulta inútil es una pérdida de energía.
La distracción o el olvido que tiene que ver con mi falta de interés o de atención proveniente de mi mente incoherente que se ve arrastrada por todo tipo de estímulos. No logro control interno, no he aprendido a enfocar mi atención en lo importante, quien tiene el control es una mente desbocada y para rematar desconozco la introspección.
Codicia es una identificación con algo en concreto y la necesidad apremiante de tenerlo, esta emoción puede ser alentada por el enojo, la ambición, la envidia u otras más.
La mente es por naturaleza luminosa. pero su luminosidad se opaca cuando dejamos que emociones negativas nos dominen considerando que este tipo de emociones restringen nuestra libertad interna y obstaculizan nuestra capacidad de juicio, ya que son formas distorsionadas de percibir el mundo.
Quizá llegue el momento en que podamos afrontarlas con inteligencia, permitiéndonos aceptarlas en primer lugar, observarlas desde afuera, como si yo fuera otro, y encausarlas hacia un objetivo y mirar como desparecen por sí solas, sin sembrar semillas para su posterior reaparición.
Y si en su lugar empezamos a sembrar en el jardín de nuestra mente emociones que nos generen dicha, bienestar, satisfacción, calma entre otras más, podemos crear nuevas redes neuronales que irán modificando nuestros estados de ánimo y la percepción tóxica que tenemos de la vida, del mundo y hasta de nosotros mismos.
La dicha y la paz no dependen de factores externos sino que son un conjunto de habilidades que se aprenden, se practican y de las cuales, nosotros somos responsables. Yo puedo transformar mi destino si asumo que mis pensamientos generan consecuencias para mi bienestar o para hacerme difícil la existencia.
Considero que si nos proponemos cultivar emociones tales como: la humildad, el sentido del humor, el perdón, la aceptación, el agradecimiento, la compasión y la generosidad empezaremos a vibrar en otra frecuencia y entonces nos alineamos con el plan infinito. Ser felices es lo que venimos a aprender, soltar lo que nos daña es el camino, elegir lo que nos da alegría, goce, satisfacción son las herramientas.
Emociones destructivas Daniel Goleman 2005 Edit. Vergara. México.