LAS MUJERES SABIAS NO SE DESTROZAN ENTRE SÍ
Las relaciones que mantenemos entre mujeres son despiadadas, marcadas por una competencia atroz, destructiva, corrosiva que lesiona la integridad de quienes entran en este juego. Hablamos mal, intrigamos, criticamos siempre unas en contra de otras. Es rarísimo que en las charlas de mujeres se edifique, se aporte algo provechoso para incrementar nuestra calidad de vida. El mundo globalizado nos ha vendido esta idea y está bien metida en nuestro subconsciente, toda la publicidad, programas, series, películas nos muestran el modelo de violencia para relacionarnos entre nosotras (“Tu tienes que ser la más hermosa”, “la más elegante”, “con el mejor buen gusto”, “la más sexi”, “la más glamorosa” :tienes que lograr que se retuerzan de envidia quienes te vean). Casi es una regla que el consumo de accesorios, alhajas, ropa, cosméticos, cirugías y todo aquello que engrandezca la apariencia física de una mujer se realiza con un solo propósito el de ponernos por encima de las otras. En estos juegos todos perdemos porque la dependencia que hay con el mundo del consumo a favor del anti-envejecimiento se incrementa, nadie quiere ser vieja, todas queremos la juventud para seguir estando vigentes. Esta separación en la que nos movemos es una estrategia que usa bien la mercadotecnia y sociedad en general, muy convenientemente, DIVIDE Y VENCERÁS es más si no existiese este vicio de relación no existiría la infidelidad. Quien se atrevería a quitarle el marido o novio a otra mujer a quien ve como su igual?
Los hombres lo saben, saben perfectamente de estos comportamientos entre nosotras y es por ello que se aprovechan, y lo hacen buscando una pareja que les satisfaga todos sus caprichos, no en balde ese dicho de que “ellos salen a buscar fuera aquello que no hay en casa” Pues hay la creencia de que nosotras debemos convertirnos en unas supe–mujeres dispuestas a lo que sea con tal de retener a nuestro hombre. Y ahí radica el gran mito, los hombres nos aman así como somos, sin caretas, sin poses, sin máscaras, porque aceptándonos así sin” maquillajes”, podemos aceptar a los demás en el mismo sentido nos quieren por lo que somos, por nuestra esencia y esta se nutre se SER, de permitirnos mostrarnos tal cual somos, valientes, hermosas, compasivas, vulnerables, amorosas, sensibles, poderosas y conectadas con nuestra energía femenina siempre dispuestas a acompañar y a dar incondicionalmente, con paciencia, prudencia, y generando en los demás algo maravilloso que se llama CONFIANZA .
Es vindicativo lograr conciencia de un cambio que resulta impostergable donde empoderemos a nuestra adulta positiva, como parte de un todo entre mujeres, propiciando relaciones constructivas de solidaridad, de apoyo, de empatía, sumando a nuestra lucha por un lugar digno dentro de nuestra sociedad.