CUANDO YO ME QUIERA
Esa sensación hermosa de sentirme plena cuando estoy con alguien es mía, me pertenece, de mi depende como quiero estar con ese ser único y especial con quien elijo conecto mi alma.
Sentir mariposas en el estómago, los brincos de mi corazón, transpirar, enmudecer, comunicar con miradas, jugar con las manos, el cabello, son manifestaciones de mi cuerpo que se alegra por la cercanía de alguien en quien estoy depositando muchas de mis idealizaciones, creo que esta es la persona que merece mi amor, con la que me abro y le doy permiso de que entre a mi mundo. Y mucho de lo que yo creo que pertenece a esa persona es mío, es un personaje fabricado en mi mente, a la medida de lo que ando buscando.
Es la suma de mis relaciones anteriores, en él se condensan las mejores virtudes de personas que han formado parte de mí, de mi vida y de mis emociones, sensaciones y percepciones.
En alguna parte de mí, en algún momento preciso, quizá desde mi inconciencia, he dado instrucciones a mi cerebro para ser parte de esta experiencia de enamoramiento en la cual participo, desde toda mi historia personal, y muchas veces entraré en conflicto, e insatisfacción, porque demando del otro un paquete de cosas que están en mis manos el darme. Pero como tengo la arraigada creencia de que una pareja viene para completarme, entonces yo le cedo todo mi poder y enumero los motivos por los cuales está en mi vida, le hago responsable de mil expectativas, lo convierto en un rehén afectivo; es él quien me hará feliz, me sorprenderá, llenará mis vacíos y carencias, sanará mis heridas, me alejará del sufrimiento, me inundará de luz, y jamás deseare volver a estar sola.
El amor no está fuera de mí.
El amor de mi vida soy yo. Me doy todo lo que siempre desee, cada vez que que lo necesito, no a ratos ni a migajas, es total.
En la medida en que me convierto en mi mejor compañía, puedo gozar, apreciar y valorar todo aquello que me hace única y especial. Y a su vez puedo ser amistosa con mis debilidades, pues también me se perdonar en aquello que antes reclamaba una y otra vez, esa parte donde se escondía mi verdugo. Nunca más un amor con dudas e inseguridades sino en plena confianza.
Me amo sin importar las veces que tropiece, porque se que después de las caídas con más fuerza me levanto.
Ser yo tan auténticamente feliz para sentirme plena. un ser que se encuentra bien solo y la compañía es por hoy una elección, esto es nadie es indispensable para que pueda mostrarme a mi entera libertad.
Y cuando aprendo a estar totalmente bien conmigo sin extrañar nada fuera de mí, es entonces que estoy preparada para conectar con alguien en las mismas circunstancias que yo, con quien puedo iniciar un viaje de crecimiento y descubrimiento mutuo siendo cada quien nuestro gran amor, el amor de nuestra vida.