Los rituales de despedida sanan el corazón

Durante esta Pandemia de covid 19 demasiadas personas se han ido sin haberse podido despedir de sus seres amados y de aquellos para los que fueron significativos. ¿Qué sucede con los que nos quedamos, anhelantes de un último abrazo, de mil palabras que quedaron atrapadas ahora convertidas en suspiros. Obligados a cerrar un vínculo sin abrazos ni adioses.
Ha sido costumbre congregarse para velar, despedir y enterrar al difunto, con ceremonias de misas, rosarios y flores, así también convivir con los dolientes, charlar y recordar viejas anécdotas del fallecido, -esa era la usanza-, y no siendo esto posible nos vamos conformando a un adiós improvisado, inmediato, sin acompañantes, sin apoyo emocional, donde han quedado sin cerrar ciclos de vida compartidos. en estos rituales muy necesarios para cerrar es importante aceptar cambios en sus formas y tiempo.
Aceptar cambios en la forma de despedirnos requiere voluntad y flexibilidad, aceptar que las cosas deben modificarse es fluir con la vida, nos devuelve tranquilidad y nos permite cerrar un ciclo.

Los rituales de despedida simbólicos nos ayudan a expresar nuestros sentimientos ante la nueva realidad. Nos dan la oportunidad de despedirnos aunque sea de una manera diferente así también hacer un cierre de aquellas cosas que quedaron pendientes, no solo se trata de sentir paz, también es el hecho de expresarnos en asuntos que quizá nunca nos atrevimos a tocar.
La tristeza llama al clan, por ello mi propuesta es reunir a familiares cercanos y amigos para realizar una ceremonia simbólica con fotos y pertenencias del fallecido; su música, comida preferidas, usando flores, velas y todo aquello que propicie una atmósfera familiar a las creencias y costumbres compartidas, se trata de charlar con su esencia, hacer rezos, oraciones palabras de despedida, donde cada quien hace aflorar todo aquello que hubiese querido expresar pero no se dio la oportunidad debido a las condiciones que impone esta pandemia.
Estos rituales nos ayudaran a guiarnos con amor y podremos dar todo nuestro cariño y apoyo, haciendo aflorar sentimientos de perdón, aceptación, compasión y comprensión, para ello basta usar fotografías, escribir una carta, o utilizando una silla (donde sentamos de forma imaginaria al ausente) y así también soltando globos que contengan palabras de despedida.
Otra opción es realizar el ritual en una habitación sola, y lo primero es purificarla con incienso. La habitación debe estar ventilada y fresca, donde no haya interrupciones. Para un mejor ambiente podemos poner música tranquila para meditar. Podemos continuar recordando a esa persona, visualizando su rostro y trayendo al ahora porque me quiero despedir, enumerando todas esas razones, algo que no le pude decir en vida, o quizá algo que me hubiese gustado escuchar de ella, algo sumamente importante. Mientras hacemos esto llenamos el alma, mente y corazón de amor, hablándole por su nombre y todos aquellos adjetivos amorosos con los que me te dirigía a él.
Cuando ya tengo la capacidad de mantener su rostro visible en mi mente, comienzo a charlar, de todo aquello que no le pude contar en vida, algún asunto que no se resolvió, un sentimiento, mal entendido, promesa, entre otros. Demuestro que me siento llena de amor si el sentimiento es muy fuerte. A continuación revisa los asuntos que quedaron pendientes, y se trata no solo de lidiar con los asuntos materiales, sino también con los morales e internos. Cuando se carga con pendientes pudiera ocurrir la creencia de que resulta difícil, pero al momento de exponerlo me voy a dar cuenta de que le di un peso equivocado, era más fácil de lo que pensaba.
Lo que sigue a continuación es la aceptación de la perdida, comprender que en el paso por esta vida habrá personas que nos acompañen solo por un tiempo, y que lo importante es el efecto que dejo en nuestras vidas. Valorar todo lo que esa pérdida nos deja tiene que ver con el tiempo compartido, las vivencias, alegrías, tristezas, aprendizajes y evolución.
El luto es distinto para cada persona, no es necesariamente algo que logremos o debamos “superar” cuando llega el duelo no hay una sola área de tu vida que no se vea afectada por ese dolor. Según la psiquiatra suizo-estadounidense Elizabeth Kübler Ross, “El dolor no se va, pero nuestra vida crece alrededor de él, aprendes a que forme parte de tu vida”
Pedir ayuda es reconocer que no siempre se puede con todo, y que más vale recibir apoyo, escucha, compañía para que resulte una experiencia más amigable, así también asimilar esta experiencia con gratitud.
La muerte forma parte de la vida, entender la muerte es poder aceptar que es una etapa final y, al margen de las propias creencias, debe explicarse como un hecho irreversible y universal.
Muy bien Caro, oportuno y necesaria la reflexión . A seguir tus consejos. Desde aquí un abrazo. Jorge
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Es una muy buena oportunidad para decir aquí estoy, acompañando!? Gracias
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Gracias tía, es muy reconfortante.
Es importante hacerlo para liberar ciertas cosas que quedaron al aire
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Son ciclos que deben cerrarse! Y no hacerlo prolonga el duelo! Gracias
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