Amar para seguir creciendo
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¿En verdad ha sido nuestra elección estar solos?
¿Qué mentiras nos hemos contado para justificar esa rendición?
Cuando hemos erigido murallas infranqueables para impedir el paso de otros a ese mundo ilusorio creado por nuestra mente, a esa fortaleza que nos pone a salvo del sufrimiento imaginario por amor, y creemos que nos protegemos evitando mirar, tocar y entrar en contacto con probables enamoramientos y aproximaciones emocionales, vivimos un estado de restricción a nuestros afectos, no hay un espacio para que nuevas personas lleguen a nuestras vidas y luego nos quejamos y decimos: -que mala suerte tengo con los hombres- (o mujeres) pues nadie se me acerca, nadie me ve, pareciese que me he vuelto invisible-, te suenan estos ejemplos, te son familiares? Sin duda son parte de una lista de justificaciones en que cimentamos nuestra condición de soltería. Porque no te animas a elegir pero tampoco sientes que nadie te elige. -Lo cierto es que no mostramos interés y aun mejor disponibilidad a que alguien venga-, -quien querría acercarse a una persona enojada y reactiva que culpa a la mala suerte de su soledad? , solo observar que si vamos por la vida con una coraza de que “nadie nos merece”, ese eso exactamente lo que recibimos, nuestra actitud vale en un gran porcentaje y si dice: “prefiero estar sola” u otra persona en mi vida representa un “estorbo”, hasta la persona más neutral puede reconocer la negatividad que encierran estas actitudes defensivas.
AMAR PARA SEGUIR CRECIENDO
Pero si en verdad queremos derribar esas murallas entonces hay que abrirnos a que alguien entre, hay que hacer saber a los demás que en verdad deseamos ser vistas y reconocidas de manera enfocada e intencionada. En su lugar ponernos el sombrero de seducción y de apertura, esa apertura tiene que ver con ese gran espacio que abrimos para recibir, Una forma juguetona y traviesa de comunicar que estamos listas para realizar el viaje del amor y es desde ahí donde podemos movilizar extraordinarios recursos para que personas afines lleguen a nosotros.
Darnos la oportunidad de aprender a quedarnos a pesar de la incomodidad, de conectar emocionalmente: hacer saber nuestras preferencias, lo que afecta, conmueve o promueve, ensayando formas de robustecer el vínculo amoroso, reconocer que pedir ayuda requiere humildad y mucho coraje para dejarse conducir, abandonar viejas creencias de desmerecimiento, dejar de castigar nuestra feminidad y masculinidad con soledad. Dar la espalda al individualismo extremo donde no hay más nada que aprender.

Una gran cantidad de personas que enfrentan problemas para estar en pareja, para hacer solida una relación, para abastecer muchas necesidades emocionales con un compañero deben revisar con toda honestidad cómo es que llegaron a este punto, especialmente sus creencias erróneas provenientes de un pasado que se fue, que no es más ya y que no tiene por qué repetirse.