Tenemos salud emocional si practicamos el contento y defendemos la alegría

Defino como bienestar emocional al manejo responsable de los sentimientos, pensamientos y comportamientos; reconociéndolos, dándoles un nombre, aceptándolos, integrándolos y aprovechando la energía vital que generan para que estén al servicio de la vida.
Según Richard Davidson “el bienestar emocional se refiere a aquellas competencias que le permiten a las personas florecer y desarrollarse óptimamente como seres humanos”
Todos tenemos un gran potencial para ser felices, ese potencial esta en cada uno, sin embargo hay que aprender a usarlo esto es ponerlo al servicio de nuestro bienestar. Aprender a conectar con mi contento, con la satisfacción, con el agradecimiento, aprender a estar más presente, soltando pautas de sufrimiento innecesario, de inconformidad, de exigencias neuróticas, soltar el aferrarse a lo que daña o paraliza.
Puedes apropiarte de una cultura del bienestar privilegiando para ti momentos de conexión con esa parte tranquila, serena, segura, fuerte que habita en ti. Aprendiendo a cuidar de ti con atención y compasión, también así aprender a relacionarte bondadosamente contigo y con los demás. Cómo dice Pema Chödron “una felicidad fundamental es aprender a hacernos amigos de nuestros demonios y de las inseguridades que les acompañan porque es así como accedemos a una relajación y alegría muy simples y nunca suficientemente valoradas”.
Como seres sociales; nuestra sobrevivencia y bienestar están íntimamente ligadas a nuestra habilidad para comunicarnos con honestidad y relacionarnos constructivamente con otras personas. Desde pequeños contamos con el potencial para desarrollar empatía y vínculos sanos con los demás, sin embargo cada día se reportan más casos de soledad, depresión, angustia y violencia en niños y niñas, esto demuestra cómo el individualismo se sigue instalando entre nosotros porque nos hemos ido alejando de las relaciones cara a cara y con ello a un conjunto de gratificaciones importantes para nuestra salud emocional.

La calidad de nuestros vínculos afectivos debe privilegiarse debido a que ahí estriba la satisfacción de muchas de nuestras necesidades también llamadas relacionales como son: afecto, compartir, contacto, contribuir al bienestar y desarrollo del otro, ser comprendido, escucha, interdependencia, cercanía, solidaridad, celebración, gratitud, confianza en sí mismo, estima de otros, entretenimiento, humor, y muchas otras más. Por ello es necesario aprender a dialogar, hacernos comprender de los demás, estar abiertos a saber que necesitan de nosotros con quien platicamos y a su vez aprender a pedir lo que nos hace falta.
“Anoche me acosté muy tarde estuve viendo una serie y me seguí, ni cuenta me di a qué hora me quede dormido, vestido y con la luz prendida, también comí muchas botanas, dulces y refrescos, estoy inflamado y con mucha acidez eso me despertó muy temprano, y cuando volví a conciliar el sueño ya tenía que levantarme, ni modo hoy en la oficina voy a poner cara de enojado para que nadie se me acerque, debo entregar unos reportes pero no he podido dedicarme a hacerlos me distraigo mucho con mis amigos, nos hemos viboreado al tal Jesús, un último elemento sumado a la banda -pero es muy ñoño-, que hueva me da!. Mi mama llamo para convocar a una reunión dizque para planear nuestro futuro económico, es una perdedera de tiempo mejor le doy el avión e invento algo a última hora para zafarme”. ¿Te resulta familiar…?
Merecemos una vida gozosa, donde tengamos solo buenos momentos y podemos construirla si así lo deseamos: si a partir de hoy me dedico a ser y estar con lo que me agrada y edifica, si puedo ser selectivo al tomar lo que si conviene, si puedo ser mesurado para no abrir aquellas puertas donde hay toxicidad, si me comprometo en poner en mi mente solo aquello que me anime, me motive y me haga evolucionar, si elijo personas donde yo puedo encajar y sentirme cómodo, si dejo de darle importancia al qué dirán, si vivo más hacia adentro y menos en las apariencias.
