«MI CUERPO» Esclavo o amigo

“Nuestro cuerpo, casa sagrada, el espacio que nos alberga en nuestro paso por la vida. ¿Alguna vez lo trataste tan mal que te dolió el alma? Siempre se puede pedirle perdón” 
-Virginia Gawel
Photo by Ricardo Garcia on Pexels.com

La palabra cuerpo es de origen latín corpus refiriéndose a la figura del cuerpo humano que está formada por cabeza, tronco y extremidades cuyo estudio de su estructura y morfología es llamada anatomía.

Todos tenemos un cuerpo que sirve como vehículo para trasladarnos: un cuerpo para caminar, correr, deambular, uno que no desea levantarse, mismo  que se goza con la ducha, las caricias, los abrazos, un cuerpo delimitado por un territorio,  que huele, escucha, se encoge, se expande,   y que además cuenta con una sabiduría propia pues nos avisa a través de sus molestias y enfermedades cuando le estamos dañando.

Un cuerpo que goza de jugar, que odia la inmovilidad, que se asombra a cada momento. Mi incondicional, con el que he establecido malos hábitos. Un cuerpo al que meto en ropajes, le pongo apreturas, lo calzo, subo en elevadores, lo hago caminar entre muchedumbres, al que no le permito desahogarse cuando lo requiere,  que cuando duele recibe rechazo,  el que muy poca  atención recibe cuando está cansado o enfermo, al que le doy  una pastilla para continuar trabajando, al que le vacío  comida que lo enferma: dulces, pasteles, fiambres, frituras que solo lo hinchan, dan indigestión y engordan de donde derivan mi  malestar, ansiedad, insomnio.

Photo by Anna Tarazevich on Pexels.com

Al que embriagamos, al que mancillamos, al que obligamos a quedarse en un lugar y hacemos oídos sordos a sus protestas, cuando percibe una atmósfera de amenaza, ruido excesivo, aromas desagradables, lugares cargados de emociones negativas,  y  va con nosotros a donde sea, es arrastrado a visitar lugares insalubres.- Pero cuando lo llevamos al bosque, la playa, el manantial, y lo amigamos con árboles, flores,  ¡pájaros ¡que agradecido es!, con cuanta bondad nos devuelve tanto desvelo y opresión. Pues le basta con tan poco para deleitarle y retozar alegremente como un niño pequeño. Muchos de sus agobios casi siempre se arregla regresando a lo natural, a nuestra hermana naturaleza, que es su hábitat y dejarle  que se descalce, desnude,  que coma de los árboles que beba del arroyo, que llene los pulmones de un aire limpio.

Cuando nuestro cuerpo se ha rendido por el peso de los años, por enfermedad, por las dificultades y ya no obedece, ¡qué importante es abrirle espacio para descansarlo, cobijarlo, comprenderlo!,    Y darle motivos para seguir, aceptando su ritmo, su cadencia,  aún más pedirle disculpas y agradecerle también todos sus esfuerzos por cumplir con nuestro disfuncional tren  de vida.

 En mi cuerpo están impresos también mis emociones.  El dolor del alma es también el dolor del cuerpo; dolor de estómago, de espalda, de pies, de  nuca, ojos,  frente, hombros, brazos. Cada territorio se  corresponde con algunas de las tantas que nos invaden cada día como enojo, tristeza, goce, miedo, vergüenza, culpa, ansiedad entre muchas  y  para calmarle y ayudarle a descansar le damos  ejercicio físico le masajeamos, lo relajamos le acunamos, lo que más necesita  es que sea escuchado, comprendido, tocado. Abrazado, bien-amado.

San Francisco de Asís cuando estaba muriendo, ciego, mal cuidado de sí con el cuerpo corroído le pidió perdón y le llamó “hermano cuerpo” Hermano cuerpo yo también te pido perdón. Te exigí lo que nunca  jamás habría exigido a animal alguno.

Nuestro hermano cuerpo es un animal, un cachorro, un traje, una envoltura, un empaque, y precisa cuidado,  cariño y cobijo, protección, ser amorosamente compasivos con el puede ser la gran diferencia para ir construyendo calidad de vida. Voto por ese día en que nos convertiremos en un gentil habitante de nuestro cuerpo.

Photo by Masha Raymers on Pexels.com

4 Comentarios »

  1. Una verdadera joya 💍 muchas gracias Caro por recordármelo. Mucha razón en lo que escribes. A veces me dedico tanto al trabajo que llego muy cansada y aún así le sigo con las labores de casa, ya no bajo presión de nadie, sino bajo mi propia presión de tener todo en orden. No me exigiré tanto y pediré a mi cuerpo perdón y lo miraré. Excelente tema.

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s