Una mujer mayor al regresar a casa después de un viaje, hace una reflexión de los acontecimientos del año que está terminando: reconoce sus logros y descalabros, y a la vez encuentra muchos regalos en cada experiencia, reconoce así como va logrando una hermosa reconciliación con su hermano cuerpo.
No hay condición alguna para merecer, nada tiene que ver con nuestros logros, cualidades o fallos, es nuestra confianza en la vida lo que nos acerca a recibir más allá de lo visible desde el agradecimiento
Hay un gran abismo entre amarnos y ser soberbios, entre sabernos valiosos y ponernos por encima de los demás para engrandecernos, el verdadero amor nos lo concedemos a nosotros y los demás.