Mujeres y trabajo: desigualdad, retos y perspectivas de cambio

Inventarse una vida  con propósito

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El destino de una mujer para ser solo ama de casa ha ido quedando atrás, y no porque serlo se traduzca en minusvalía, sigue siendo invaluable dedicar tiempo a maternar y criar hijos, colaborando a que el esposo vaya a trabajar, siendo administradora y mayordomo de una empresa llamada hogar. Pero el gran desafío de muchas mujeres es realizarse en actividades que le apasionen y aporten reconocimiento y  proyección de índole laboral y social. Es importantísimo experimentarse reconocida y confirmada en actividades donde pueda desenvolver talentos y habilidades que le hagan sentir parte de un universo multicultural donde pueda ir  dejando huella, pues parte de su crecimiento como persona, como mujer plena, satisfecha y feliz lo consigue de la ejecución de un trabajo.

A lo largo de la historia, incontables mujeres han luchado por conseguir un espacio destacado en un mundo que parecía ser dominado por los hombres. Muchos avances y costumbres van cambiado a lo largo de los años gracias a su esfuerzo que, de una forma u otra, ha marcado un antes y un después.

La escritora Francesa Simone de Beauvoir en su obra el segundo sexo denunció la educación que se les daba a las niñas de su época  y criticó la sociedad patriarcal en la cual las jóvenes se desarrollan y que limita a las mujeres al matrimonio y a la familia. Ha sido una defensora de los derechos de la mujer para decidir sobre el tipo de vida que prefiere. Reconocimiento de los aportes al trabajo doméstico, un trabajo invisible, no remunerado y que ha definido a la mujer como una sanguijuela viviendo a expensas del marido, y que ha sido el caballito de troya muy bien usado por los hombres para etiquetar a las mujeres de mantenidas e incapaces.

Es importante recalcar que, aunque  las mujeres se dediquen exclusivamente a las tareas del hogar no significa que no realicen un aporte económico, pues con su trabajo también hacen posible la salida de otros miembros de su familia al mercado laboral; por lo tanto, su trabajo doméstico contribuye indirectamente a la acumulación de capital, a la obtención de ganancias extraordinarias, sin que este aporte específico sea reconocido por la sociedad e incluso por las propias mujeres. Todavía hay mujeres que dicen “no dedicarse a nada siendo amas de casa de tiempo completo”

Actualmente, las mujeres conforman el 46% de la población ocupada, el 47% de los/as trabajadores/asalariados y el 53% de los independientes en las principales ciudades del país; esto es suficiente como para concluir que su trabajo tiene una incidencia considerable en la economía y en la generación de ingresos personales y familiares; sin embargo, nada les asegura que, en medio de la desigualdad distributiva y social existentes, puedan mejorar sus condiciones de vida y salir de los niveles de pobreza que les afectan.

Más datos: 2400 millones de mujeres en el mundo, no tienen los mismos derechos económicos que los hombres

 86 países tienen restricciones laborales hacia l.as mujeres

95 países  no garantizan la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor (1)

En muchas empresas los empleadores despliegan una serie de prejuicios en relación al trabajo femenino que obstaculizan su acceso a los empleos asalariados de calidad, mientras las segregan a los puestos de menor jerarquía en la estructura ocupacional, con los que se asocian las condiciones laborales más precarias. ”En América Latina y el Caribe las mujeres acceden a menos de tres cuartas partes de los derechos legales que se otorgan a los hombres”(2)

 La gran mayoría de mujeres que laboran enfrentan problemas en distintos ámbitos, los más significativos: precaria alimentación, falta de tiempo para realizarse chequeos médicos, ejercitarse y practicar algún deporte,  nula vinculación con grupos de mujeres para realizar actividades de proyección social sean estas artísticas,   literarias deportivas etc., que se traduce como un raquítico bienestar físico y emocional.

En tales condiciones difícilmente una mujer puede sentirse plena y auto-realizada por el solo hecho de trabajar, todavía hace falta mayor equidad, mejores condiciones, mejores salarios, mejores oportunidades, licencias por maternidad, vacaciones, guarderías, y muchas otras condiciones laborales más favorables que alienten su desarrollo.

La lucha sigue y hay una lista de conquistas por lograr: Las nuevas generaciones tienen el encargo de conseguir mejores sueldos – iguales  o superiores a los de los  hombres-, contar con el apoyo de la pareja en la realización del trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, regresar de trabajar y disponer de tiempo de ocio y descanso, abolición del  acoso sexual erradicando así que solo  a través de algún tipo de  favores se puedan lograr ascensos o algún privilegio en el centro de trabajo.

Observo alrededor y constato cuan  inseguras  somos: si hay una vacante y lleno 5 de 6 requisitos mucho lo pienso para ir a ver dicha vacante  mientras que ellos con solo tres requisitos, van sin pensarlo.

Nos merecemos ser mujeres felices, sanas, despreocupadas, creativas, tejiendo relaciones de calidad en un mundo mejor balanceado.

Mujeres dueñas de su tiempo, sanas físico y emocionalmente, atentas a su desarrollo, suficientes, luminosas que merecen tener todo y ser todo..

 (1 y 2) Banco mundial org.  comunicado de prensa No.2022/047/dec. marzo 2022

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