QUIERO ESO QUE TU TIENES

Afirmar que experimentamos envidia de la buena es risible, todos hemos sentido mas de una vez disgusto hacia otra persona por lograr algo que habíamos  deseado, y todavía  peor creer que esa persona con tal logro  no se lo merecía.

Reconocer nuestro desagrado con ascensos, con triunfos, con éxito, en fin con aquello que nos pone en desventaja en relación a personas allegadas es el primer paso para superar nuestro sentimiento de inferioridad que subyace ahí escondido en la parte que más nos cuesta ver en nosotros mismos.
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La envidia es un sentimiento disruptivo originado por el logro de algo,   quien lo experimenta tiene el impulso de quitárselo o dañarlo. La envidia se da entre pares de hermanos, amigos, conocidos y compañeros de trabajo. El envidioso es insaciable, su deseo es tener aquello que lleva puesto el otro:  el amor de su pareja, su casa, su auto, su mascota o bien la admiración y cariño que recibe de los demás porque su envidia proviene de su interior y por eso nunca puede quedar satisfecho, ya que siempre se centra en lo que cree que le falta, nunca en lo que verdaderamente tiene.

La envidia daña la capacidad de gozar y de apreciar todo aquello que le pertenece a uno mismo. Es una emoción que perturba y acaba debilitando los sentimientos de amor, ternura o gratitud.

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La envidia puede tener muchos orígenes, pero lo más destacado de este sentimiento negativo hacia los demás es la misma persona y su forma de ver las cosas en su vida. Generalmente, esta emoción surge debido a que se padecen frustraciones personales, inseguridad, baja autoestima y la dificultad de poder conseguir objetivos que se han planteado en la vida. Cuando a otras personas del entorno tienen una mejor condición de vida y esta situación no es aceptada, es de allí donde crecen los resentimientos, la rivalidad y el enojo

Quedarnos anclados en actitudes envidiosas corrompe nuestras vidas, dejamos de saborear todo lo bueno que a diario nos sucede, y proyectamos hacia los demás actitudes corrosivas que dañan nuestras relaciones. La envidia destruye familias, aniquila relaciones, pervierte la amistad y  envenena el ambiente de trabajo porque contamina la confianza, la fe, la empatía, la solidaridad.

La envidia llevada a un extremo puede considerarse una enfermedad: Es cuando el sujeto se obsesiona con los logros y triunfos de su adversario ante los cuales que va a experimentar graves ataques de furia demostrando con ellos fuertes sentimientos de inferioridad y una poderosa incapacidad para centrarse en su propia vida.

Los envidiosos no pueden ser felices, todo lo bueno que sucede a los demás les provoca desagrado, cualquier logro que no sea suyo les afecta, creen que la vida es una competencia y que nunca deben perder, así también que no importa los medios siempre y cuando se obtenga eso que para ellos representa tener éxito.

La mayoría de los humanos tenemos las herramientas para ir a conquistar nuestras metas, -bueno si es que las hay- y cuando miramos a los demás ir hacia arriba, siempre adelante  cabe preguntarse ¿estaríamos dispuestos a pasar por todo aquello que una persona auto-realizada ha sido capaz? (incluidos; sacrificios, pobreza,  empezar desde abajo, descanso insuficiente, alimentación deficiente, ausencia de familia, viajes y muchos otros más.) E ir aún más allá para lograr sus propósitos?

 

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Leer más: http://www.monografias.com/trabajos96/envidia-y-mundo-sorprendente-del-psicoanalisis/envidia-y-mundo-sorprendente-del-psicoanalisis.shtml#ixzz4LbULOtzH

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